martes, diciembre 08, 2009

Condiciones sanitarias en las pandemias de influenza A H1N1 española de 1918 contra la del 2009

Condiciones sanitarias en las pandemias de influenza A H1N1 de 1918 contra la del 2009

A raiz de la pandemia actual de influenza A H1N1 (2009), se ha tratado de saber porque esta es menos letal a compracion de la influenza "española" de 1918, que mató entre 50 y 100 millones de personas en todo el mundo, mas que los ocasionados por la 1° guerra mundial. Muchas de sus víctimas fueron adultos y jóvenes saludables, a diferencia de otras epidemias de gripe que afectan a niños, ancianos o personas debilitadas. Por lo cual a continuacion se compraran las condiciones sanitarias de la influenza de 1918 Vs. 2009.

Situación sociocultural en 1918 Vs. 2009
En 1918, la esperanza de vida para los hombres era sólo de 53 años. La esperanza de vida de las mujeres a los 54 era sólo marginalmente mejor. En noviembre de 1918, mientras el mundo luchaba con la cada vez mayor pandemia de influenza, Alemania fue derrotada. Se declaró la paz el 11 de noviembre y los soldados alojados en campamentos militares en todo el país, se encontraban entre las primeras víctimas de la pandemia. A medida que la enfermedad se diseminaba, las escuelas y los negocios se vaciaban. La basura se acumulaba porque los encargados de recogerla caían enfermos. A medida que los cuerpos se acumulaban, las funerarias se quedaban sin ataúdes y las morgues no recolectaban los cuerpos.
Hoy, la esperanza de vida en los hombres se encuentra alrededor de los 75 años; en las mujeres, es de 80 años. Y la principal preocupación mundial es la crisis económica mundial que comenzó en el 2008, originada en los Estados Unidos, los causantes de la crisis estarían los altos precios de las materias primas, la sobrevalorización del producto, una crisis alimentaria mundial, una elevada inflación planetaria y la amenaza de una recesión en todo el mundo, así como una crisis crediticia, hipotecaria y de confianza en los mercados. Esta crisis ha sido señalada por muchos especialistas internacionales como la "crisis de los países desarrollados", ya que sus consecuencias se observan fundamentalmente en los países más ricos del mundo.

Transporte: 1918 Vs. 2009
Los trenes eran la principal forma de transporte en 1918. Sólo algunos contaban con un automóvil en 1918. Los funcionarios del PHS (sistema de salud publica) que utilizaban automóviles para llegar a diario hasta los pacientes con influenza, descubrieron que las rutas mal mantenidas y de tierra pinchaban los neumáticos y dañaban los motores. Durante la pandemia, los funcionarios que viajaban en auto eran frecuentemente forzados a combinar las habilidades de un mecánico con las de un médico.
En el 2009 la red de transporte esta conformada por: carreteras, aeropuertos, estaciones de ferrocarril, terminales de autobuses y puertos. Lo cual facilitaba la propagación más rápida de la pandemia pero también mayor facilidad para atender a los enfermos.

Comunicación: 1918 Vs. 2009
En 1918 se uso el telégrafo para transmitir información sobre la pandemia. A comienzos del siglo veinte, el PHS utilizó telégrafos de manera diaria para comunicarse con los funcionarios instalados afuera del área de Washington DC. Debido a que los telegramas eran leídos por los operadores del telégrafo, los funcionarios del PHS utilizaron frases codificadas al discutir la crisis por la epidemia y otras crisis de la salud pública. A pesar de que los teléfonos existían, estos eran extremadamente caros para ser utilizados y no siempre se encontraban disponibles en las áreas rurales. Para asuntos menos urgentes, los estadounidenses continuaron confiando en las cartas. A pesar de que el servicio de correo aéreo apareció recién en 1918, el Servicio Postal enviaba las cartas tan rápidamente que muchos funcionarios del PHS utilizaron las cartas aún cuando el asunto era urgente. La mayoría de las ciudades y pueblos se enorgullecían de sus periódicos locales, e incluso pequeñas ciudades publicaban más de un periódico. Las noticias mas importantes eran a menudo publicadas en un periódico separado al que se le llamaba "extra". Mientras que la radio ya había sido introducida antes de este momento y había jugado un papel considerable en el campo de batalla durante la Primera Guerra Mundial, los primeros comerciales no fueron transmitidos hasta comienzos de la década de 1920. Los funcionarios de la salud pública intentaron detener el pánico en aumento censurando a los periódicos y emitiendo directivas simples. También se imprimían afiches e historietas, advirtiendo a la gente sobre los peligros de la influenza. A pesar de que el Servicio de Salud Pública estaba al tanto de que la mayoría de la gran población inmigrante del país no hablaba o leía en inglés (analfabetas), los afiches utilizaban el inglés de manera casi exclusiva. Pero incluso los nativos que hablaban inglés encontraban los afiches y las directivas confusas. Los servicios de telegrafía y telefonía colapsaron ya que la enfermedad llevó a los operadores a la cama. Las cartas se apilaban porque los carteros no podían ir a trabajar.
En el 2009 con el avance de la tecnología, han ido desarrollándose diferentes medios de comunicación, los modernos satélites de comunicaciones reciben, y retransmiten la información a través de la televisión, telefax, teléfono, radio e internet alrededor del mundo, lo cual facilito proporcionar medidas en salud publica para combatir la epidemia actual de influenza, con el fin de detener la cadena infecciosa.

Salud pública: 1918 Vs. 2009
En 1918 los enfermos en los Estados Unidos del siglo diecinueve, podría consultar con un médico, un farmacéutico, una partera, un curandero, una enfermera o incluso con su vecino. La mayoría de estos profesionales lo visitarían en su casa. Las campañas educativas que enfatizaban la higiene personal y de la comunidad eran herramientas cruciales en la batalla para prevenir las enfermedades. En muchas comunidades, las enfermeras de la salud pública y los reformadores enseñaban activamente a la gente técnicas para mejorar su salud. Muchas mujeres, por ejemplo, aprendían no sólo sobre la importancia de la esterilización de los utensilios para beber y para comer, sino cómo debían hacerlo. En ausencia de una cura segura, la lucha contra la influenza parecía una tarea imposible. En muchas comunidades se impuso la cuarentena para prevenir la diseminación de la enfermedad. Se cerraron escuelas, teatros, tabernas, salas de pool e incluso iglesias. A medida que la cantidad de cuerpos se incrementaba, hasta los funerales se realizaban al aire libre para proteger a los dolientes de la diseminación de la enfermedad, muchas personas se resistían a utilizar máscaras.
En el 2009 se utilizaron medidas de distanciamiento social y los enfermos podían asistir a su centro de atención de salud más cercano en el cual recibiría la atención necesaria. Las medidas tomadas consistió en la elaboración, por parte de la OMS, de la lista siguiente de recomendaciones para evitar la infección: Cubra nariz y boca con un pañuelo desechable al toser o estornudar, utilizar cubrebocas, Lavarse las manos con agua y jabón después de toser o estornudar, Evite asistir a lugares concurridos, Evite saludar de mano o de beso, cuando esté enfermo, Evite escupir en el suelo y en otras superficies expuestas al medio ambiente, No comparta vasos, platos y/o cubiertos con los demás durante el período de la pandemia, no se auto medique y Siga las recomendaciones del médico. Las cuales fueron ampliamente difundidas por los medios de comunicación.

Estructura del Servicio de Salud Pública: 1918 Vs. 2009
A lo largo del siglo dieciocho y durante gran parte del siglo diecinueve, casi todo el mundo tenía el derecho de hacerse llamar médico: Hacia finales del siglo diecinueve, cada vez más pedidos de reforma comenzaron a transformar la profesión. Para reflejar este cambio, el Servicio del Hospital Marino recibió un nuevo nombre y pasó a ser el Servicio del Hospital Marino y de Salud Pública en 1902. Diez años después, en 1912, se acortó el nombre y quedó finalmente como el Servicio de Salud Pública (PHS, por sus siglas en inglés). Bajo este nuevo nombre, le fue otorgado al Servicio de Salud Pública la autoridad legislativa completa "para investigar las enfermedades del hombre y las condiciones que influyen en la propagación y diseminación" de estas enfermedades. Todo tipo de dolencias, sin importar su causa, caía ahora bajo el control del PHS. El PHS comenzó a publicar una evaluación semanal de la salud de la nación en 1878. Para 1918, las autoridades locales y estatales proporcionaban de manera rutinaria Informes de Salud Pública en los que se informaba sobre brotes de varias enfermedades diferentes, lo que permitía al PHS seguir las epidemias a medida que se iban desarrollando. La influenza, sin embargo, no era una enfermedad "informable" en aquel momento. A esto se suma que la Primera Guerra Mundial había dejado a muchas comunidades con escasez de personal médico capacitado. A medida que la influenza se diseminaba, los funcionarios locales solicitaron urgentemente al Servicio de Salud Pública que enviara enfermeras y médicos. Con menos de 700 funcionarios en actividad, el Servicio de Salud Pública fue incapaz de cumplir con la mayoría de estos pedidos. En aquellas extrañas ocasiones en las que el PHS fue capaz de enviar médicos y enfermeras, generalmente se enfermaron en el camino. Aquellos que si llegaron a destinos sanos y salvos a menudo se encontraban a sí mismos sin las preparaciones suficientes e incapaces de proporcionar asistencia real.
En la epidemia de influenza del 2009 la OMS (creada en 1948) jugo un papel importante desempeñándose como la autoridad directiva y coordinadora de la acción sanitaria en el sistema de las Naciones Unidas. Además de ser la responsable de desempeñar una función de liderazgo en los asuntos sanitarios mundiales, configurar la agenda de las investigaciones en salud, establecer normas, articular opciones de política basadas en la evidencia, prestar apoyo técnico a los países y vigilar las tendencias sanitarias mundiales.

Conocimientos de influenza: 1918 Vs. 2009
En 1918 los médicos y científicos continuaron teniendo un conocimiento muy rudimentario de las diferencias entre diferentes tipos de microbios. Muchos médicos practicantes no comprendían las diferencias entre bacterias y virus y esto limitó fuertemente su habilidad para entender las causas de la enfermedad y las formas de prevención de ésta. La influenza era especialmente difícil de diagnosticar y muchos médicos probablemente hayan diagnosticado incorrectamente a sus pacientes, en especial durante las primeras etapas de la pandemia. A pesar de que no podían localizar la causa de la influenza los científicos y médicos entendían que la influenza se contagiaba a través del contacto con secreciones como las de la nariz y la garganta cuando una persona infectada tosía o estornudaba. En 1918, la mayoría de los médicos y científicos creían equivocadamente que la influenza era causada por una bacteria, no un virus. Llamada bacilo de Pfeiffer, esta bacteria había sido identificada por primera vez como la causa de la influenza por Robert Friedrich Pfeiffer, un importante científico alemán. A pesar de que Pfeiffer no había podido demostrar de manera definitiva que este bacilo era la real causa de la influenza, pocos científicos cuestionaron sus afirmaciones. A fines de octubre de 1918, algunos investigadores comenzaron a sostener que la influenza era causada por un virus. A pesar de que los científicos habían entendido que los virus pueden causar enfermedades durante más de dos décadas, para este tiempo la virología estaba todavía en pañales. No fue sino hasta 1933 que el virus de la influenza A, que causa casi todo tipo de epidemias y pandemias de influenza, fue aislado. Siete años más tarde, en 1940, el virus de la influenza B también fue aislado. El virus de la influenza C fue finalmente aislado en 1950. La vacuna contra la influenza fue introducida por primera vez como un producto con licencia en los Estados Unidos en 1944. Debido a la rápida tasa de mutación del virus de la influenza, la efectividad de una vacuna dada dura sólo por uno o dos años.
En el 2009 en la era del genoma y proteomica en laboratorios canadienses, de la CDC y de la OMS se estableció que el origen de la infección es una variante de la cepa H1N1, con material genético proveniente de una cepa aviaria, dos cepas porcinas y una humana[ ]que sufrió una mutación y dio un salto entre especies (o heterocontagio) de los cerdos a los humanos, y contagiándose de persona a persona. Además el diagnostico de influenza esta basado actualmente en la sintomatología y atraves de pruebas de diagnóstico para detectar la presencia de virus de influenza en muestras respiratorias. Las pruebas de diagnóstico disponibles dirigidas por laboratorios para detectar virus de influenza incluyen cultivos virales, la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa (RT-PCR), pruebas de diagnóstico rápido de la influenza (RIDTs) y ensayos de inmunofluorescencia directa (DFAs). Estas pruebas difieren en sensibilidad y especifidad para detectar los virus de la influenza, y en disponibilidad comercial, tiempo de procesamiento, entorno clínico, y la capacidad de distinguir los diferentes tipos de virus de influenza (A comparado con B) y los subtipos de influenza A.

Tratamientos: 1918 Vs. 2009
En la era pre-antibiótica de 1918, los médicos aún se basaban de manera importante en la terapéutica tradicional. Durante la pandemia, muchos médicos utilizaron tratamientos tradicionales como la sudoración que tenían sus raíces en la medicina humoral y remedios de hierbas eran especialmente populares. Algunos de esos tratamientos incluyeron opiatos; muy pocos de ellos realmente curaron las enfermedades. Otros remedios populares incluyendo la aplicación de ventosas, que implicaba la aplicación de un vaso caliente sobre la superficie de la piel, y la acupuntura. Muchas personas también utilizaban objetos mágicos que creían que protegería a quien los utilizara de las enfermedades. Algunos médicos sugirieron que ingerir alcohol podría evitar la infección, lo que causó una gran demanda de provisiones de alcohol. Algunos profesionales y pacientes utilizaron medicinas patentadas, que son aquellas medicinas cuyos ingredientes eran secretos y tenían marca registrada, aún eran muy populares. Entre estas medicinas, el Vicks Vapo-Rub, las cápsulas de atropina (belladona) y una gran variedad de otros tratamientos eran especialmente comunes. En cuanto a curar o aunque se trataran los síntomas de influenza, estos remedios servían poco y nada.
En el 2009 durante gran parte del desarrollo y propagación del brote no se dispuso de una vacuna para esta cepa, hasta el 12 de junio de 2009, cuando el grupo farmaceutico suizo Novartis, anunció haber producido el primer lote de vacunas contra el virus. Respecto al tratamiento con antivíricos, la OMS ha indicado la utilidad de zanamivir (en inhalación) y oseltamivir (tratamiento oral) como tratamiento efectivo, considerándose que el caso resistente a este último "es aislado" y "sin implicaciones para la salud pública". Por otro lado, el virus se ha mostrado como resistente a los inhibidores como la amantadina y rimantadina.

A continuacion una presentacion relacionada al mismo tema:

Condiciones Sanitarias en Las Pandemias de Influenza A H1N1 de 1918 Vs. 2009


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