sábado, mayo 03, 2008

Ascitis no. Mejor diga EFUSIÓN

Generalmente cuando hablamos de acumulación de líquido en cavidades corporales, principalmente el abdomen, damos a dicha condición el término de Ascitis, lo cual realmente es incorrecto. Por muchos años se ha aceptado “ascitis” como la acumulación de líquido en el abdomen, condición común en algunas enfermedades hepáticas, cardiacas, renales o del equilibrio electrolítico. Lo cierto es que no debemos usar dicho término.
Ascitis denota una inflamación, dada su terminación “-itis”. En patología, los sufijos “-itis” denotan inflamación. Así pues, la bronquitis es la inflamación de los bronquios; la peritonitis es la inflamación del peritoneo; tiflitis es la inflamación del ciego; onfaloflebitis es la inflamación del ombligo y las estructuras vasculares que ahí se encuentran en el recién nacido; urocistitis (o cistitis a secas) es la inflamación de la vejiga urinaria, mientras que la colecistitis es la inflamación de la vesícula biliar. Esto solo para citar algunos ejemplos de la nomenclatura de inflamación.
Entonces, ASCITIS debería ser la inflamación de la barriga, pues ascites, su origen latín, proviene a su vez del griego ODRE: la piel de los pequeños rumiantes (chivo, borrego, cabra, oveja) empleada como bolsa para transportar líquidos.
La inflamación es un proceso dinámico en el que participan mecanismos bien definidos de tipo inmunológico y bioquímico, como la activación de las vías de las prostaglandinas, interleucinas y la actividad celular granulocítica en fase inicial y monocítica en fase crónica y/o de recuperación. Nada de esto se identifica en muchos pacientes con fluidos retenidos en cavidades serosas, y de hecho, la fisiopatología del proceso de acumulación nunca se origina por mecanismos de este tipo. Si hay inflamación concomitante, es como consecuencia, pero no como causa.
También se usó (o se sigue usando) el término HIDROPESÍA. Esto se refiere a la acumulación de agua, lo cual no es precisamente lo que sucede en los estados comúnmente denominados así. No solo se acumula agua.
Es mejor decir EFUSIÓN. Este término proviene de palabras latinas que significan “brote de líquido” o “fuente”. Effusionem es el origen de esta palabra y es el pretérito del verbo DERRAMAR.
Basta con reconocer al paciente con efusión para darnos cuenta que no necesariamente es un proceso inflamatorio. Sabemos que existen al menos 3 tipos de efusiones de acuerdo con las características químicas y físicas del líquido “derramado”. Aunque la pauta para diferenciar entre los diferentes tipo de efusiones son la densidad específica del fluido y su concentración de proteínas totales, estudios recientes sugieren que la medición de colesterol en el fluido pueda ser más específica y sensible para determinar la naturaleza del proceso.
Se anexa una tabla de valores comparativos para los diferentes tipo de efusiones.



1 comentario:

Pablo Lastras Palomo dijo...

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Para más información sobre mi. Soy Pablo Lastras Palomo
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